En la última década, el auge de los tatuajes y su normalización social, ha conllevado también la proliferación de muchas opiniones sobre sus consecuencias o riesgos para la salud. La realidad es que, más allá de las precauciones higiénicas y de más o menos frecuentes irritaciones o reacciones alérgicas, los denominados efectos secundarios de los tatuajes, no cuentan aún con la realización de estudios suficientes para concluir las afirmaciones más